Editorial Fantasma

Verde que te quiero verde

El gobierno intenta pasar diciembre con lo que tiene a mano, intentando hacer malabares entre las presiones del mercado, la contención del dólar, ser buen anfitrión de su acreedor el FMI, contener a los sectores más vulnerables, rezar porque el rebrote de COVID-19 se demore lo más posible.

De dolares, aborto, cannabis y arbolitos de navidad. 

En la misma semana, bajó y subió el dolar blue, se anunció un posible acuerdo con el FMI, un nuevo proyecto de movilidad jubilatoria, el envío del proyecto de legalización del aborto, un posible fin del IFE y nueva reglamentación de la ley de cannabis medicinial. Argentina, no lo entenderías.

Mientras arribaba a nuestro país una delegación del FMI con el objetivo de negociar con el gobierno las condiciones de un nuevo acuerdo que permitan estructurar la deuda de 44 mil millones de dolares que Argentina tiene con el organismo internacional, la Secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra daba a conocer la noticia de que el gobierno enviará al Congreso el proyecto de legalización del aborto durante el mes de noviembre y que será incluído para ser tratado durante el período de sesiones extraordinarias que el Presidente le solicitará al Congreso. El poroteo por el aborto ya calienta sus motores y la rosca parlamentaria, dicen, ya está en marcha. Vientos a favor en Diputados y dudas en el Senado crean algunas hipótesis de empate que de ocurrir serán para alquilar balcones en la historia de este país, que, viendo los sucesos en algunos países por estos días, goza de una democracia apasionante.

No solo eso: también se anunciaba que se enviará al Congreso el proyecto con la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Se modificará la actual fórmula (la de Macri, la de la reforma previsional que se aprobó en medio de una represión a las manifestaciones en la puerta del Congreso) que está atada a la inflación para volver a una fórmula casi idéntica a la que rigió desde el 2009 al 2017, la fórmula “Boudou”, que ata los aumentos jubilatorios a una fórmula consistente en una combinación de índices de evolución de los salarios (50%) y de la recaudación (50%). 

La noticia hizo llover críticas de propios y ajenos, y el gobierno rápidamente salió a juntar la mayor cantidad de adhesiones desde todos los sectores de su gobierno y de asociaciones de jubilados para intentar aplacar las críticas que hablan de un nuevo ajuste a los jubilados, uno de los sectores más golpeados por la crisis y que producto de la suspensión de la fórmula Macri recibieron solo 2 aumentos por debajo de la inflación durante el año. Desde el gobierno se defienden diciendo que de no cambiarse la fórmula jubilatoria, y producto de la volatilidad constante de la inflación, podría pasar que llegue un momento en que la ANSES no tenga más plata para pagar y vuelva insostenible el actual sistema previsional. Además, se busca transmitir que volver a aquella fórmula del gobierno de Cristina, donde los jubilados tuvieron un aumento del 25% descontando la inflación de ese mismo período, pertenece en esta ocasión a una hoja de ruta donde el gobierno augura un crecimiento de la economía y un aumento de la recaudación que les otorgaría mejores aumentos. Claramente, si los salarios suben, si la recaudación aumenta y la economía repunta con esta fórmula los jubilados saldrán ganando, pero desde el pesimismo que abunda en esta época… ¿qué va a pasar si el crecimiento económico no llega? Esperemos que ese supuesto no se cumpla. 

Así, mientras Guzman se reunió con el FMI, con la otra mano anunciaba el proyecto de ley de sostenibilidad de la deuda pública, para que en el futuro todo endeudamiento deba tener antes el aval del congreso. 

Horas después y en la misma semana, el ministro de economía y caballito de batalla de Alberto Fernandez para poner a la Argentina de pie declaraba al periodismo que “hoy no es el momento de un IFE 4” produciendo una catarata de indignaciones entre su base electoral, para horas después conocerse mediante la publicación del Decreto 883/2020 en el Boletín Oficial la nueva reglamentación de la ley de Uso Medicinal del Cannabis (27.350). Una de cal y una de arena, como si el gobierno contará con un dosificador de buenas y malas noticias que va largando de a poco para mantener el equilibrio que la vorágine de este 2020 para el olvido le exige. Si eso sucede o no adrede, solo lo saben los protagonistas; lo que sí, es un arma de doble filo. 

Algunas lenguas un poco más ácidas le dicen “duhaldismo con derechos humanos”, yo prefiero pensar que el gobierno necesita generar las suficientes conquistas que permitan contener su base electoral, que inevitablemente va a tener que sufrir las consecuencias de las medidas económicas, para al mismo tiempo evitar que se  olvide el hecho de que la deuda millonaria con el FMI con la que hoy carga en sus espaldas tiene un origen generador: el profundo descalabro económico al que nos sometió el gobierno anterior. No es llorar pesada herencia, es comunicar de dónde venimos y hacia dónde pretendemos ir. 

No pagarle al FMI no es una opción, no para países con una fuerte estructura capitalista que depende en gran medida de las señales que le pueda dar al mercado. Un default o una ruptura en las relaciones “amistosas” con el FMI producirían consecuencias desastrosas para nuestro país y para la sorpresa de nadie, tampoco las pagarían los capitalistas. Y otra realidad nos acompaña: el Frente de Todos decidió hacerse cargo de los problemas que se generaron durante 4 años de malas decisiones económicas del macrismo en el momento en que se presentó a elecciones. Olvidarse de ese hecho es falta de madurez política y sobre todo de responsabilidad social.

De todo laberinto se sale por arriba y encontrar la escalera para llegar a arriba viene siendo el principal desafió de este gobierno desde que asumió. 

La nueva reglamentación de la Ley de Cannabis medicinal fue recibida por diversos sectores como lo que es, una excelente noticia en materia de progresión de derechos. Desde la sanción de la ley en 2017 que las diferentes organizaciones de consumidores venían exigiendo una modificación de la reglamentación demasiado restrictiva del macrismo. 

Los periodistas Esteban Rafele y Pablo Ibañez, en su segmento de noticias, cuentan que influyó mucho la presencia de Vilma Ibarra en que haya salido y que se prepara el terreno para una modificación o una nueva ley que se meta en la producción, industrialización y exportación. Pero también estuvieron detrás el Ministerio de Salud y el de Agricultura que metieron técnica para regular todas las aristas que trae el tema; Por ejemplo, Jujuy ya es la primera provincia en meterse en el negocio y destinó 35 hectáreas para producir cannabis medicinal; se habla de un negocio millonario y en dólares. Y Vilma Ibarra, otra vez, la funcionaria más verde. 

El FMI, la movilidad jubilatoria y el fin del IFE, agudizaron los reclamos desde adentro a la demora por el impuesto extraordinario a la riqueza. El proyecto se ingresó a diputados en agosto y tiene dictamen de comisión desde el 25 de septiembre. De “sorpresivo” se califica desde algunos diarios el anuncio de su tratamiento en sesión especial pedida por Maximo Kirchner y Carlos Heller para el martes 17/11 (día de la militancia peronista), como si de una contraofensiva del ala radical del Frente de Todos a las pálidas que viene recibiendo el gobierno se tratará, pero la realidad es que debe ser tratado antes del 30 de noviembre antes de que termine el período ordinario de sesiones. 

La verdad es que lo sorpresivo es que no se haya tratado hasta ahora cuando los votos para que salga por mayoría calificada están en ambas cámaras. La praxis política dice que era necesario priorizar otras cuestiones legislativas como el presupuesto, la ansiedad social dice que se necesitan gestos que nos hagan sentir menos asfixiados. 

Dato verde extra: el martes también se debatirá en el Congreso la Ley Yolanda de capacitación obligatoria en materia ambiental para la administración pública en sus tres poderes, que ya tiene media sanción de Senadores y la nueva Ley de Fuego para limitar la comercialización de tierras que hayan sido víctimas de incendios forestales.

Llega diciembre y en nuestro país el arbolito de Navidad viene cargado de inestabilidad social. Diciembre siempre será el símbolo de la crisis más profunda de nuestro país y los dispositivos de contención social deben desplegarse en su totalidad y este año donde el horno no está para bollos no es la excepción. Luego de un 2020 cuesta abajo, con el saldo negativo de la profunda crisis económica que se vio agudizada por la pandemia y con una oposición que colabora menos que lo que demanda la hora, los sensores de alerta del gobierno DEBERÍAN estar todos encendidos a fines de contener a todos los sectores sociales que se ven golpeados y cargan con los déficit económicos actuales. 

Al anuncio del fin del IFE, le siguió una gira de Daniel Arroyo por medios para anunciar algunas medidas que llegarán para diciembre.  Hay un hecho, el Estado no tiene más soga para emitir los 90 mil millones de pesos que se necesitan para repetir el IFE y no lo va a hacer; así lo acordó con los empresarios del círculo rojo y así se comprometió frente al FMI. Pero necesita contener de alguna forma, como sea. Por lo pronto ya se sabe que se va a duplicar con un bono extra la tarjeta Alimentar (1.700.000 personas) y a reforzar la asistencia en comedores y merenderos con la entrega de 1.300.000 cajas navideñas. Por otro lado, se espera para los próximos días el anuncio del plan Potenciar Joven en el marco del ya vigente Potenciar Trabajo, que le otorgara becas a jóvenes de 18 a 29 años en situación laboral para financiar proyectos de trabajo. 

Con gusto a poco, el gobierno intenta pasar el siempre convulsionado diciembre con lo que tiene a mano, intentando hacer malabares entre las presiones del mercado, la contención del dólar, ser buen anfitrión de su acreedor el FMI, contener a los sectores más vulnerables, rezar porque el rebrote de COVID-19 se demore lo más posible, otorgar conquistas a su base electoral para que no le suelte la mano, planear la campaña de vacunación y que las internas al adentro de la coalición de gobierno sacudan lo menos posible. Por lo pronto, decidió pintarse la cara del color de la esperanza. 

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