Cuentos apocalípticos

Los cosos

Nos convertimos en nómades y estamos constantemente en movimiento (mientras tengamos nafta), pero no sé si sabemos hacia dónde vamos. La comunicación entre las distintas líneas se volvió casi nula, ya que dejaron de funcionar las antenas de los celulares y el internet.

Cuentos Apocalípticos #1

Este cuento recibió el tercer premio en el Concurso de Cuentos Apocalípticos organizado por El Semillero Secundaries. El jurado estuvo compuesto por Marico Carmona, Camila Rocca Tagliata y Matías Segreti.

Por Lucero Sileo

Ninguno de nosotros se esperaba que nuestra vida cambie tanto un día para el otro. Bueno no sé si fue un día para el otro, pero fue de golpe. Mi viejo salió a comprar porque vinieron los de la costera, que ahora hacen de almaceneros. No me acuerdo la última vez que dormí en una cama pero igual mucho no me puedo quejar porque los asientos del 88 donde estamos son muy cómodos, por suerte no somos  como los del 324 que la mitad de los asientos están desvencijados. Los que fueron inteligentes son los del 133 y el 172 que la mitad de los coches eran nuevos, entonces no tienen problemas de asientos, motor, nada. 

Pareciera ayer cuando Los Cosos aparecieron. Al principio todos creíamos que era mentira, como un meme, pero cuando las desapariciones y los avistamientos crecieron nos preocupamos. No se sabe qué son y supongo que nunca lo vamos a saber, por eso es que también les pusimos  «Los cosos». No tengo idea de si quedan científicos vivos o si tan solo siguen en Buenos Aires, quizás pudieron escaparse. Creo que las pocas personas que podían investigarlo verdaderamente no están con nosotros o su principal preocupación hoy en día es sobrevivir.

Al principio los Cosos solamente atacaban animales chicos como caniches (que igual nunca me gustaron) pero después empezaron a atacar a los chicos y después a adultos. Se cuenta que comen personas pero nadie sobrevivió cerca de ellos tanto como para asegurarlo. Nos tuvimos que ir de nuestras casas porque se dieron cuenta de que las viviendas eran muy cómodas. Los primeros en ser asesinados fueron los que vivían en los countrys, porque era mucho más difícil para ellos escapar. No sé quién fue el primero que se le ocurrió, pero el resto de la humanidad sobreviviente comenzamos a tomar los colectivos sin saber que ahí empezaba a algo que ya no iba a tener vuelta atrás.

Nos convertimos en nómades y estamos constantemente en movimiento (mientras tengamos nafta), pero no sé si sabemos hacia dónde vamos. La comunicación entre las distintas líneas se volvió casi nula, ya que dejaron de funcionar las antenas de los celulares y el internet. Solamente nos podemos comunicar con una radio que funciona como una caja negra entre colectivos de la misma línea. A veces se nos interfiere la señal con los del 166 y escuchamos que hablan de cómo iban a bailar antes y sobre cómo extrañan cursar pero para mí ya no tiene sentido cursar ni recibirse, ya no hay trabajos reales. No se necesita un título para escapar.

Perdimos algo que nos parecía común, pero hoy en día es algo imposible: La privacidad. Se escucha todo, se puede ver por los parabrisas. Aunque no queramos nos enteramos de todos y los que andamos por zonas parecidas nos conocemos todos las caras. Al principio el tema del sexo era peligrosísimo, o lo hacías ahí frente a todos o te tenías que bajar y arriesgar tu vida. Después los del 113 impulsaron una idea que a muchos les pareció maravillosa: se acondicionaron los 184 y los 343 para funcionar como telos móviles. Uno creería que nadie querría ser chofer de eso, pero cuando pusimos la ley de que el que quiera usarlo tiene que darle al chofer algo para comer a cambio, salieron un montón de voluntarios. Llegó un momento que eran tantos que ahora se va rotando y todas las semanas la línea que queda elegida tiene que elegir a una persona para que vaya de chofer. Uno creería que es mal negocio para La Costera, pero muchas veces se incrementaron las ventas gracias a los telos móviles. 

Es todo un show ver a los del 110 cuando te los cruzas porque las drags se organizaron para tomar la línea entera, entonces es el colectivo más colorido y donde siempre pasan música de los 80′, 90′ y principios de los 2000 al palo. Igual a veces se escuchan los gritos más fuertes que la música, por lo que supongo que se pelean más de lo que bailan. La única línea de no soportamos ninguno es la 152 porque siempre te miran como si fueran mejor que vos y en realidad ahora todos estamos en la misma. 

Los únicos que están mejor que todos son los barrabravas que lo primero que hicieron fue tomar las canchas de fútbol y apretar a los que manejan los camiones de las estaciones de servicio que vienen a cargar los surtidores. Se sabe que no se puede entrar a ninguna cancha si no sos parte de ellos y que para cargar nafta tenés que darles algo a cambio. Hoy por suerte vino La costera así que vamos a poder cambiarles unos paquetes de fideos por medio tanque. Papá me contó que le dijeron que una vez los del 620 (que son los únicos que sabemos que tienen armas) se fueron a quejar pero terminó muy mal.

Casi nadie quiere problemas ya, porque es sobrevivir o ser comido por los cosos. Todavía hay robos, violaciones y esas cosas, pero la gente se cuida más porque la amenaza de ser desterrado del colectivo es más fuerte que cualquier otra cosa. Nosotros en mi línea tuvimos un caso de un tipo que le pegaba a la mujer y primero los demás hombres de la línea le avisaron que pare, como vimos a la mujer con un par de moretones después, al tipo le pegaron entre todos para ver si cambiaba, pero entonces en vez de pegarle la insultaba todo el tiempo, así que simplemente lo tiramos cerca de la cancha de All Boys para que las barras o Los cosos se ocupen de él. La mujer al principio se enojó pero ahora está muy bien y mucho más tranquila.

No sabemos bien qué pasó con el presidente pero nuestra organización tribu-línea nos está funcionando bastante bien. Ya no nos importan mucho las ideologías políticas porque la única manera eficaz que encontramos fue vivir en pequeñas comunidades en donde compartimos todo. Capaz este es un problema que nada más tuvimos  los porteños, pero mi viejo dice que si pasó acá seguro se extendió por todo el país y no  nos enteramos. No sé si vamos a sobrevivir, si van a alcanzar las reservas de nafta y comida o si la humanidad va a desaparecer desconectada y siendo todos colectiveros. Solamente espero que esto cambie.

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